Forma parte ya del lenguaje cotidiano denominar Zona Cero a aquel espacio (físico o no) que ha sido objeto de un acontecimiento de tal magnitud que, automáticamente, pone el contador a cero en la historia particular de ese sitio (físico o no): primero para que no se olvide y, segundo, para que todo pueda ser reformulado desde ese nuevo punto de partida. El momento actual de crisis generalizada puede convertirse (si no lo ha sido ya) en la Zona Cero para la arquitectura en nuestro país: un espacio de tiempo, concreto, a partir del cual nos veremos obligados a buscar nuevos caminos. / Forms part of everyday language to call Zero Zone to that space (physical or not) that has undergone an event of such magnitude that automatically sets the counter to zero in the particular history of that site (physical or not): first so that is not forgotten and, second, so that everything can be reformulated from this new starting point. The present time of general crisis can become (if it has not already been) at Zero Zone for Architecture in our country: a space of time, concrete, from which we will be forced to seek new ways.

20/7/12

MANUELLE GAUTRAND / ALTA COSTURA EN SANT-ETIENNE

Manuelle Gautrand, Cité des Affaires, Sant Etienne (2005/10)
La trayectoria de la arquitecta marsellesa Manuelle Gautrand (1961), con despacho en París, se caracteriza por una manera de hacer extremadamente personal,  en la que destaca el gusto por volumetrías rotundas, de complejas articulaciones y maclas junto con un interés absolutamente apasionado (casi hasta la exageración) por mostrar en sus edificios una imagen táctil y sugerente de la piel, al estilo de la “alta costura” parisina.         


Manuelle Gautrand, Museo en Lille (2002/09)
 Manuelle Gautrand, envuelve sus programas con epidermis cercanas a la idea semperiana de la envoltura como tejido, en el que los materiales se entrelazan con el objeto de dar una imagen unitaria de lo que se construye. Suyas son –entre otras- dos obras que han recorrido las revistas y web´s del continente: la intervención en el Museo Metropolitano de Arte Moderno de Lille (2002/09) y su aportación en el superbloqueMonolith” en Lyon (2005/10).

En el primero, una planta de forma estrellada se adosa a un extremo de las potentes fábricas del edificio existente para albergar las nuevas salas que amplían el museo. En esta pieza, la arquitecta opta por diferenciar claramente lo nuevo de lo antiguo, no sólo con la compleja geometría de la planta, sino, además, con una piel a base de paneles prefabricados de hormigón troquelados que, a modo de celosía gigante, se superponen a la fenestración existente, protegiéndola durante el día y que, durante la noche, ofrecen en una vista lejana una sugerente imagen del museo a modo de gran fanal que se recorta entre la oscuridad del horizonte.


Manuelle Gautrand, Museo en Lille, vista nocturna (2002/09)

Manuelle Gautrand, Le Monolithe, Lyon (2005/10)
En el segundo, Le Monolithe, un gran bloque plurifuncional que ocupa al completo una manzana en Lyon, Manuelle Gautrand  participa junto con arquitectos de la talla de Erik van Egeraat, Winy Mass (MVRDV), Combarell‑ Marrec (ECDM) y Pierre Gautier en la configuración del gran paquebote del que Gautrand se encarga de un bloque destinado a oficinas.

Entre el 2005 y el 2010, el atelier que dirige Manuelle Gautrand diseña y levanta uno de los edificios llamado a ser un referente de la arquitectura francesa más actual: el superbloque de la Ciudad de los Negocios en Sant-Etienne. Una enorme pastilla que ocupa una manzana completa con un uso mixto: el de oficinas, distintos servicios municipales y de ocio (bares y restaurantes). La enorme escala y dimensión (25.000 m2) de esta pieza terciaria, se acomoda a la trama urbana mediante un proceso de articulación que transforma la mole (el prisma original) en una cambiante cinta –que la autora remite a la imagen de la “serpiente azteca”- que con sus continuos cambios de altura diluyen la fuerte presencia de su volumetría.

Manuelle Gautrand, Cité des Affaires, modelo
Los engarces entre las distintas cenefas que componen el edificio, se acentúan en las esquinas con el juego que la arquitecta introduce  enlazando  las plantas superiores sobre un enorme vacío (que llega a alcanzar en  algunos puntos una atura equivalente a seis plantas) practicado a nivel del suelo, a modo de gigantescos umbráculos que cumplen la función de acoger a los visitantes y mostrar a la ciudad una imagen reconocible del edificio. Para esta instantánea, la arquitecta acude a la cita del color (un amarillo vivo) que junto con el cambio en el patrón de los huecos utilizado, conduce a los usuarios hacia las distintas entradas del edificio.                 


Manuelle Gautrand, Cité des Affaires, Sant Etienne, vista del diedro parcialmente vaciado (arriba) y plantas (abajo) 




Manuelle Gautrand, Cité des Affaires, Sant Etienne, vistas del gran vacío central 
El cambiante perfil de este superbloque adquiere una imagen unitaria con el delicado diseño que la arquitecta hace del sufrido “muro cortina”. En este forro completo de las fachadas, Manuelle Gautrand introduce un vibrante pixelado de la superficie en el que combina (sin patrón aparente) la partes transparentes, el vidrio, con paños macizos metálicos de anchos distintos. La cambiante imagen de la piel, junto con las masas de color aplicadas de manera continua, en las que no existe diferencia entre suelo y techo, crea una sugerente presencia del edificio que se muestra sin complejos a las cerradas perspectivas de las calles que lo rodean. 

      






Manuelle Gautrand, Cité des Affaires, Sant Etienne (2005/10), vistas  



















Fuentes:
+ Fotógrafos: Vicent Fillon, Philippe Ruault
+ dezeen